domingo, 21 de noviembre de 2010

CARTA DESDE LA GUERRA

 La mugre es mi nueva vestimenta, la pólvora es el perfume en mi cuello, las heridas son simples adornos en mi piel, y la tierra húmeda es mi cama.

Hoy siento que es un día para escribir, hoy te relato mi vida desde la guerra de ignorantes contra ignorantes, hoy te digo que todos hacemos parte de un juego de poder y que es un juego interminable.

Hace tres meses me hicieron venir acá, y yo por el "amor a mi patria" decidí aceptar esto. Creo que el amor a la patria no se hace destrozándola, creo que esa frase lo único que hace es odiarla  más. Si, odio mi patria, porque está llena de ignorantes con un puñado de pólvora, odio mi patria, porque me utiliza como un peón más....
Mmmm... no, no odio a mi patria, odio a los que la conforman y tienen su cabeza llena de codicia.

Lágrimas, eso es lo único que camina por acá. Lamentos es lo vivo y el juramento ya está bajo tierra.

 Ahora todo enterrado y muerto, lo único que me queda es barro en mi cara, mugre en mis zapatos y aun cuando conservo mi vida, esto ya no lo es más, no se le puede llamar así a una existencia tan abyecta.

Después de todo lo que he visto, todos los que he asesinado, he llegado a pensar múltiples veces en suicidarme, cada vez creo que esa es la mejor manera de liberarme de este mundo que me obliga a dañar para "proteger", pero ¿proteger de quien? sólo necesitamos protección de nosotros mismos, cada día nos acabamos más. Aquí todos están tan igual de asustados que yo, esta mierda ya no vale la pena. 

Sí pudiera volver, ya no volvería, estoy marcado de por vida y como si mis miedos de por si irracionales no fueran suficientes, ahora tengo que lidiar con el miedo que me produce tener que torturar una vez mas, quizá sea lo peor que he tenido que hacer en toda mi existencia. 

Como siempre aquí nadie está ganando los de arriba ordenan, beben, discuten, y yo, cada día muero y muero; no hay de preocuparse, ninguna herida se ha vuelto corpórea.

 Y es que me doy cuenta que somos siervos, peones de un rey sin rostro que nos manda a luchar sus batallas, sin darnos siquiera una segunda opción, sin dejarnos pensar un segundo y sin mayor obligación que luchar por su orgullo y guerrear la vida, pelear por conservarla o decaer luchando como el toro, sin oportunidad en una lucha desventajosa, para darte cuenta que después de haber visto a tantos muertos y haber sido el asesino de ciertos de ellos, la vida habrá perdido el sentido.

Pero sigo aquí , sigo aquí con mis compañeros, sigo aquí luchando una batalla que no concebí, sigo aquí para poder volver a verte. No me importa cuantos Hombres deba matar, ni cuan mal padezca el mundo por mis acciones; pero siento la necesidad de mirar a tus ojos y caer en aquel inmenso vacío, que más que vacío está lleno de ti y de tu gracia benigna y cuerda, que me embriaga y hace de mi un títere sordo que se mueve sólo como tus ojos se muevan y siente sólo lo que tus ojos sienten.

Espero verte pronto, te extraño tanto o más que tu esposo, que te evoca todo el día, y peca con palabras que apelan tu carne, pero intento evitar aquellas absurdas frases, que te desvirtúan y me hacen dar cuenta que no eres sólo mía. Pero créeme, es un buen hombre, no es el hombre que escogiste, pero es un hombre bueno, sabio y de buen verbo y lastimosamente, es quien te posee. Y el día en que falte, que planeo será dentro de poco, estaré a tu lado más que nunca. Y sé ya que le quitaré algo al mundo, pero como ya dije, quiero estar junto a ti y nada más me importa.

 Me importa más ahora que mi vida se agota, la vida vale mucho por aquí. La situación en la que me encuentro no es del todo cómoda, siento el lodo y la mugre rodearme, sólo soy capaz de sentirlo con mis dedos, la sordera por los cañones, granadas y disparos está aumentando.

Espero que tu marido no te haga sufrir, no lo mereces, en cambio yo, con la sangre que tengo en mis manos, estaré condenado a sufrir hasta que una bala malintencionada o desviada acabe con esto en lo que se convirtió mi vida, luchando por una causa que no comparto, luchando a la fuerza por un país que no quiero.

Espero que me estés esperando.

(Firma del soldado)

No hay comentarios:

Publicar un comentario