sábado, 13 de noviembre de 2010

Primer Cadáver

-Señor ya puede pasar. Señor -insistió con un tono de voz más alto-, Pase por acá lo llevaré hasta su mesa, -pero el hombre no le respondía- señor ¿qué le pasa? ¿porque no responde? - decia cuestionandolo con cierto desespero- ¿Hay algún medico aquí? - preguntó a la multitud. Sabiendo ya, que aquel hombre estaba muerto.

-Qué Pasó?- se preguntó a sí mismo mientras veía su frío rostro petrificado, intentó hacer conjeturas sobre cómo había sucedido, el cuarto estaba solo y no tenía ventanas, se acercó al cadáver y éste, de repente saltó.

-Si soy yo- dice el cadáver- y tranquilo que no estoy muerto, digamos que era una de esas bromas malas, pero mira como te asustaste. Hoy fui al supermercado y aproveché y pasé por tu casa y te dejé una carta, por favor entrégasela a Rodolfo, el te está esperando en el café de la 85, yo no puedo ir porque seguiré asustando gente.

-Pare -replicó el hombre asustado- deje de hacer esto, me está atormentando, haga algo por mi; apenas lo conozco y ya ha acabado con mi paciencia -siguió instiendo mientras todo el publico lo veía hablar con un cadáver que era atendido por paramedicos.

-¿No me recuerda?¿después de la infancia tan linda que pasamos juntos?- le pregunta el cadáver

-Sí, ni puta idea quien es usted -


 Entonces, el cadáver se le acercó un poco más, como si le fuera a contar un secreto y lanza otra pregunta:
-¿no recuerda lo que le hicimos a Juan hace 19 años?

-No, ya le dije que no recuerdo nada de usted, deje de hablarme, pare ya, pare ya.-
y un grito invadió la habitación, un grito que durmió a toda la multitud y la borró.

-Hora de la medicina- dijo una voz gruesa.

 Al abrir los ojos vio que se acercaba un señor vestido de blanco y en su mano portaba una jeringa con un líquido transparente.

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